Comentario
En 1519 Magallanes inicia el famoso viaje que acabará proporcionando a España su ruta marítima hacia Asia; Pedrarias Dávila funda la ciudad de Panamá, en el Pacífico; Hernán Cortés desembarca en México. De nuevo, descubrimiento, conquista y colonización se entrelazan y superponen. Al encontrar la América Nuclear, Cortés se convierte en el verdadero descubridor de América, económicamente hablando (y aquello era una empresa económica); las Indias, que durante años apenas fueron una curiosidad geográfica, que casi caen en el olvido, de pronto adquieren valor por sí mismas y no como punto de apoyo, cuando no obstáculo, en el camino a Asia. Desde 1519 en adelante, las expediciones comerciales que habían posibilitado la exploración de las costas americanas y la fundación de factorías, darán paso a otras empresas encaminadas ya a incorporar efectivamente unos territorios que se suponían repletos de oro. Empezaba la conquista.
Es evidente que casi desde el primer momento las relaciones entre españoles e indios fueron conflictivas y violentas (los enfrentamientos comenzaron en 1493 con la muerte de los pobladores del fuerte Navidad a manos de los taínos), y que la invasión, el sometimiento por la fuerza y las operaciones de castigo a los indígenas rebeldes (como la ordenada por Colón en 1494) fueron sin duda acciones de conquista. Pero sus características permiten que las califiquemos más bien como incursiones para cazar esclavos, muy diferentes de las verdaderas campañas de conquista emprendidas a partir de 1519 y que en apenas 20 años condujeron a la incorporación de unos inmensos territorios habitados por decenas de millones de personas (en superficie y población duplicaban varias veces a la metrópoli).
El proceso expansivo continuará a lo largo de todo el siglo XVI -aunque a partir de 1573 pasa a denominarse pacificación por orden de Felipe II-, y llegará hasta el XVIII, conociendo la progresiva incorporación de áreas marginales, pero la era de la conquista, la de las grandes y espectaculares empresas que conducen al dominio de los pueblos más avanzados, es la que se produce en la primera mitad del XVI. La fecha convencional para marcar el fin de la etapa puede ser 1542: cincuenta años después del primer viaje de Colón, lo esencial de la América española ya estaba conquistado y las Leves Nuevas promulgadas ese año pretenden organizar ese territorio y regular las relaciones entre conquistadores y conquistados, convertidos sin solución de continuidad en colonizadores y colonizados.
El proceso de conquista española de América presenta tres etapas bien diferenciadas: 1) conquistas antillanas o tempranas, 1502-1519; 2) conquistas continentales o intermedias, 1519-1549; y 3) conquistas interiores o tardías, desde 1550 en adelante.
En la primera etapa las empresas son a la vez de expansión territorial y de exploración. La conquista propiamente dicha comienza en realidad en 1502, con las campañas sistemáticas del gobernador de la Española Nicolás de Ovando, que derrota y ahorca a la cacica Anacaona y envía a Juan de Esquivel al este de la isla a someter la región de Higüey y Saona. En los años siguientes la Española será la célula de la conquista y de aquí partirán en 1508 Juan Ponce de León a la conquista de Puerto Rico y Juan de Esquivel a Jamaica (cuyo sometimiento completará en 1514 Juan de Garay). Poco después, en 1509, Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa emprenden las conquistas continentales: Urabá y Veragua, en el golfo del Darién, con participación de Vasco Núñez de Balboa, fundándose la primera ciudad estable en el continente, Santa María la Antigua del Darién, base para la posterior conquista y fundación de Panamá (1519). En la segunda década del XVI, con Diego Colón como virrey de la Española, Diego Velázquez de Cuéllar conquista Cuba tras una serie de campañas particularmente crueles que duran de 1511 a 1514 (aquí el símbolo de la resistencia indígena será Hatuey, quemado por Velázquez). Muy pronto, Cuba será la base de partida para la exploración y conquista de México.
La característica de esta etapa es la puesta en explotación de los lavaderos auríferos, con dos importantes consecuencias: a) formación de capitales indianos que se reinvertirán en las posteriores empresas de conquista; y b) rápida desaparición de la población indígena en las Antillas mayores, que se procura subsanar con expediciones para capturar esclavos en las regiones cercanas (islas y continente) de forma que el tráfico esclavista estimuló también las exploraciones.
La segunda etapa es la más compleja e intensa. Veremos después los dos episodios más significativos, las conquistas de México y del Incario. Pero señalemos ahora un breve esquema de la etapa, una mera relación de nombres para recordar la enormidad de la empresa acometida y lograda entre 1519 y 1542.
Dos grandes escenarios: México, conquistado entre 1519 y 1521, y convertido en foco de irradiación hacia el norte (Nueva Galicia, conquistada por Nuño Guzmán entre 1529 y 1536) y sur (Guatemala, Pedro de Alvarado en 1524); y Perú, conquistado desde Panamá entre 1531 y 1533 y a su vez convertido en base de partida de nuevas conquistas, tanto hacia el norte (Quito, Sebastián de Benalcázar en 1534) como hacia el sur (Chile, Pedro de Valdivia en 1540). Existen, además, otros procesos autónomos o subnúcleos de conquistas (Colombia, Jiménez de Quesada, 1538; y el Río de la Plata, Pedro de Mendoza, 1534), y, simultáneamente, una serie de empresas que no conducen a ocupación de territorio (como la de Hernando de Soto en Florida, 1539; Francisco Vázquez Coronado en Nuevo México entre 1540 y 1542; o la exploración del Amazonas, intentada por Gonzalo Pizarro en 1540, y lograda por Francisco de Orellana en 1542). La relación es incompleta y casi marea...
La tercera etapa queda ya fuera de lo que hemos denominado era de la conquista, pero merece la pena mencionarla como muestra de la pervivencia del afán explorador de los españoles, que extenderán el área colonizada mucho más allá del escenario que habían ocupado las grandes culturas indígenas. En la segunda mitad del siglo XVI se conquistan Nueva Vizcaya y Nuevo México, la Florida y Costa Rica, y se produce la definitiva fundación de Buenos Aires en 1580. En el siglo XVII continúa la expansión por el norte de México y se penetra en las cuencas del Orinoco y Amazonas. Pero será en el siglo XVIII cuando se produzca el último gran movimiento expansivo que, al incorporar California, Nayarit, Texas y Tamaulipas, duplicará el territorio mexicano.